(Entrevista traducida + Photoshoot + Videos ) Robert Pattinson en GQ sobre The Batman: “Incluso si el mundo se quema, ¡tengo que sacar esta maldita cosa!”.

"La Metamorfosis de Robert Pattinson"

El actor que desafía las expectativas está ejecutando el giro más salvaje de su carrera hasta el momento, regresando al mundo de las películas de franquicias gigantes como Batman.

Sin embargo, no puede evitar preocuparse: ¿Qué es una estrella de cine ahora, de todos modos?

 

 

Es excepcionalmente apuesto. Ojos bien abiertos y salvajes. Grandes rasgos faciales puestos como un escultor podría haberlos colocado en la Italia del siglo XVI. Es, a diferencia de algunos actores, más alto de lo que la gente supone. ("Muchos fanáticos de Batman estaban como: ¡Es diminuto, es diminuto! ¡No soy jodidamente diminuto!", dice. “Soy una persona grande. Aproximadamente la mitad del tiempo, estoy tratando de ser más delgado”.) Él tiene esa habilidad de verse convincentemente diferente, en grados significativos, en muchas cosas diferentes. No es solo el cabello y el peso. Es la forma en que puede bajar o subir un interruptor de atenuación interno para marcar los ojos y la boca a lo largo de un espectro desde, un scuzzbucket estadounidense hasta un aristócrata francés. Eso le permite trabajar eficazmente como murciélago y ladrón de escenas de 12 minutos. “Es un camaleón”, dice Matt Reeves, director de The Batman. “Recientemente, Rob me decía que nunca interpreta un personaje exactamente con su voz. La voz es una de sus formas de entrar”.

 Hoy en Londres, su acento natural es nítido y sus palabras, prudentes. Pero su risa es desenfrenada y no puede evitar comenzar diciendo exactamente lo que siente: "¡Estoy tan jodidamente desfasado por el jet lag!" No está bien abrigado: “¡Hace frío! ¡Fuck!" Y él ya va sintiendo su edad (35): “¡Ya no puedo hacer nada!”. El efecto es algo así como: comerciante de arte inglés después de una feria de una semana en Hong Kong. Parece que tal vez estaba en su punto más brillante hace seis días.

 

Estamos caminando por Holland Park, en la base de Notting Hill. 18 horas antes, el plan era que visitáramos el zoológico de Londres, pero de repente se lo pensó mejor. “Estaba anoche hablando con mi novia” —la modelo y actriz Suki Waterhouse— “y ella estaba como, ‘Sabes, a la gente realmente no le gustan los zoológicos…’ Yo había estado pensando en una cosa metafórica. Pero entonces pensé que eso está muy mal, un oso triste caminando en círculos”. Se había disuadido a sí mismo de eso.

“Simplemente no puedo evitarlo”, dice. “Lo haré por cada elemento, cada decisión, en mi vida. ¿Cuál es el peor escenario para esta decisión?”

 

Su carrera hasta este punto fue moldeada por una combinación de talento, deseo, suerte, la fama que lo acompaña y decisiones audaces. La fama llegó rápidamente, con Twilight, la saga de vampiros adolescentes que recaudó miles de millones de dólares y estableció a Pattinson para un tipo particular de camino. Sus elecciones, películas más pequeñas con cineastas singulares, fueron parte de su magistralmente planeada fuga de prisión de una década de esa carrera en particular. “Estoy constantemente haciendo evaluaciones del riesgo, lo que vuelve loco a todo el mundo, tratando de predecir cada elemento que podría suceder. Y luego, al final de eso, simplemente estoy como: ¡Ah, a la mierda! ¡Interpretaré a un farero que se coge a una sirena! ¡Creo que este es el movimiento correcto!”

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