Scans
A principio del año habíamos tenido un adelanto de esta entrevista (
clic acá) y ahora la tenemos completa.
Una isla llamada Robert Pattinson
Es un lugar común decir que Robert Pattinson no descansa. Es menos común decir que es un actor que ya no está dispuesto a hacer la misma película dos veces. Alérgico a las zonas de confort, se prepara para estrenar El faro en las salas mexicanas mientras da entrevistas sobre Esperando a los Bárbaros, con Ciro Guerra, El Rey de David Michod, y en lo que aguarda el estreno de las películas que ya filmó con Christopher Nolan, Harmony Korine, Olivier Assayas y Antonio Campos. Claro, también está The Batman, pero ése es un misterio al que no se nos permite acceder, por ahora.
(Aclaración, Rob nunca filmó con Olivier y Harmony)
Platicamos con el actor británico sobre su extraordinaria colaboración con Robert Eggers y Willem Dafoe en El faro.
Cuéntame sobre tu primer encuentro con este enorme y extraño set en la costa de Nueva Escocia. No es el lugar más habitual para ir a rodar una película entera...
Fue impresionante. Hay que decir que El faro es una película sin mucho presupuesto comparada con otras, así que, al llegar a este cabo costero tan aislado en Cape Forchu, no esperé encontrar este faro enorme y estos edificios, construidos todos para la película. El nivel de detalle de Robert Eggers y el director de arte habían conseguido eran increíblemente reales; además, funcionaba como un faro auténtico y estaba hecho para resistir las tormentas y vientos que pueden verse en la película.
Dentro de ese faro tuvieron una semana de ensayos que fue emocional y físicamente demandante. Suena a que lo pasaste tan mal como tu personaje. ¿Cómo recuerdas esos días?
Una semana que se sintieron como tres, sí. Yo diría que extremadamente intensas. En mi caso, necesitaba el tipo de trabajo que no puedes obtener leyendo el guión en una sala de juntas. Necesitaba estar ahí, en el lugar. Me falta la capacidad imaginativa para recrear algo como eso en mi cabeza (risas), así que me hacía falta ver las cosas, olerlas y tocarlas. Fue duro, pero también fue un sueño como actor.
Cuando una película descansa en los hombros de dos actores, la relación entre ellos es la base de todo. ¿Cómo fue entablar esta complicidad con Willem Dafoe?
Es una película que escarba muy adentro de la psicología de los personajes. Es cierto, somos sólo dos personas y una locación, pero nunca tuve la sensación de estar haciendo una película "pequeña". La primera vez que leí el guión, avanzaba sin tener idea de qué iba a pasar con estos dos tipos ni en qué clases de realidad estaban metidos. Willem llegó al proyecto sólo dos días después que yo, y si bien al leer me costaba trabajo ponerle rostro a su personaje, cuando supe que sería él, me di cuente de que era algo perfecto. Es un actor que de inmediato inyecta mucha energía a lo que tiene alrededor, y verlo trabajar es algo único. No recuerdo haberlo visto bajar el nivel ni un poco, ni siquiera una vez.
El faro tiene mucho de Drácula -un joven aprendiz que llega a esta especie de castillo con un hombre mayor que hace cosas raras en la noche, una mujer-bestia, animales- ¿leíste literatura gótica o de la época para preparar el personaje? La película es muy precisa en la pronunciación y el vocabulario de estos dos hombres.
Cuando llegué al proyecto, los hermanos Eggers (director y guionista) ya habían hecho una investigación descomunal acerca de todo esto. Lo que me preocupaba más durante el rodaje era el acento. No es que exista un acento específico de la región de Maine y Nueva Escocia, ya sabes, geográficamente. Pero mi intención era que la forma de hablar llevara a la audiencia a otro tiempo, y la posibilidad de intuir la esencia de un personaje, así como su historia a través de su forma de hablar me parece fascinante.
Este cuento gótico es tu primera incursión en el horror. ¿Cuál es tu relación con el miedo, a qué le teme Robert cuando está oscuro, qué películas le han dado escalofríos?
Voy a confesar que me dan mucho miedo las películas de horror. Incluso las que son obvias, ya sabes, con el asesino escondido ahí detrás y eso. Vaya, hasta la banda de sonido de eso me pone nervioso y no puedo decir que me encante la sensación. Es extraño, porque si en la vida real pasa algo muy malo, soy la persona más calmada y serena en la habitación, pero en una película me da ansiedad ver al monstruo (risas).
Bueno, en El faro no hay monstruos tradicionales, pero hay una sirena que da mucho miedo y están las gaviotas más aterradoras que hemos visto, no sé, desde Hitchcock. Cuéntame sobre esas escenas.
Por fortuna, en el set nunca vimos a ninguna gaviota como esa. Todas fueron filmadas con pantalla verde en Inglaterra. Tengo esta escena muy intensa y gráfica con una de ellas, pero en realidad mi encuentro fue con una especie de pollo de plástico. Y es más fácil ponerte super violento con un pollo de plástico, por supuesto.
Pocos actores de tu generación pueden presumir de un curriculum como el tuyo. Estás decidido a sólo trabajar con autores consagrados y aceptar papeles que impliquen riesgo. Pero ¿qué hay en tu lista de pendientes, con quién te gustaría trabajar en el futuro? ¿Algún mexicano, quizá?
Por supuesto. Soy un gran admirador de Alfonso Cuarón, es un maestro. De hecho, hace poco coincidimos en una fiesta y bueno, ahí estaba yo, tratando desesperadamente de causar una buena impresión (risas). Algo que me encantaría es filmar en la Ciudad de Méxio, creo que es uno de los lugares visualmente más cool del planeta. Uno de mis mejores amigos vive ahí, es uno de los sitios con más vida en los que he estado y es algo que se siente desde el aeropuerto. Ojalá suceda pronto.