Superficialidad contra polarización social. Un
personaje muerto en vida que deambula por la ciudad al interior de una limusina. Largas conversaciones hasta el punto de la extenuación y emplazamientos de cámara poco convencionales.
La suma de todos estos elementos dan origen a “Cosmópolis”, la más reciente
cinta de David Cronenberg, quien hecha mano del otrora vampiro Robert Pattinson para dejarnos ver que es más que un enamorado empedernido.
Como Eric Packer ya no ama a nadie que no sea él mismo, sus
deseos deben ser complacidos de inmediato, porque tiene el poder y dinero para hacer realidad los caprichos más irreverentes.
Packer desea un corte de cabello y para obtenerlo viaja en su limusina mientras interactúa con algunos de los trabajadores de su imperio, discute temas laborales o vira los encuentros a relaciones sexuales frías, de vértigo, en las que un verdadero encuentro no tiene lugar.
Al seguir los pasos de este personaje perturbado, decadente, observamos su frialdad para referirse a la humanidad, para desechar posibles amenazas de muerte contra su vida o verla como algo tan intrascendente que exterminarla tampoco es algo que le cause preocupación.
Con el que hasta el momento es su mejor trabajo en su currículo, Pattinson es quien lleva el peso de la película filmada con ritmo lento, a través de largas escenas donde los parlamentos son los encargados de generar la acción. No obstante, al actor aún le falta construir e interpretar mejor los personajes que encierran mayores complejidades.
El nihilismo de Packer sirve como catalizador para que Cronenberg —en uno de sus trabajos menos cargados de intensidad— critique el capitalismo empedernido y la frialdad de un sistema en que la “ratas” pululan y la inmensa riqueza incluso carece de valor.
A través del camino de este personaje en busca de su autodestrucción y con una ética cuestionable, vemos desfilar a actores como Juliette Binoche, Paul Giamatti, Kevin Durand, Samantha Morton y Jay Baruchel, entre muchos otros, cuyas breves pero contundentes apariciones refrescan el discurso.
Atinadamente, el cineasta aprovecha los recursos cinematográficos a su alcance —la edición de tomas, el uso de música, la incursión de ruido o su ausencia, o los emplazamientos de la cámara que capturan una fotografía impecable— para enfatizar el aislamiento del protagonista.
Todo ello es más evidente porque son pocas las escenas que acontecen fuera de la limusina, cuando Eric desciende a uno que otro restaurante, un hotel, ingresa en un taxi o una casa. Son las paradas en un camino que muy probablemente una persona ordinaria no querría seguir.
La película se estrenó en el marco del Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM).
Calificación
Mensaje
Un personaje sin sentido sólo ve indiferencia en el horizonte.
Dirección
Cronenberg sabe cómo narrar una historia en la que lo bizarro se antepone a lo intenso.
Actuaciones
Aunque Pattinson logra desprenderse de Edward Cullen, aún le falta intensión en la interpretación.
Guión
Crítica mordaz y cruda hacia la inhumanidad del capitalismo.
Fotografía
Perfectamente planeada, iluminada y compuesta. Impecable.
via @lurker1510