Desde hace muchos años que escuchamos el nombre de Robert Pattinson y sólo podemos viajar al referente inmediato, “Twilight”, y con éste al personaje que lleva en sus manos desde el 2008: Edward Cullen. Pero, aunque resulte difícil de creer, R-Patz tiene mucho más en su haber que simplemente un vampiro que brilla con la luz del sol, y para todos aquellos que no conozcan más de su filmografía, realmente les recomiendo que se echen un clavado a todo lo que Pattinson ha hecho para las cámaras de 35 milímetros…que no involucra a Bella Swan, o a la mujer que lo ha dejado comiendo helado con Jon Stewart en televisión internacional.
En honor a mantener la objetividad de este recuendo (y lo siento por los Twihards allá afuera), no voy a incluir a Edward Cullen entre su Top 5, por dos razones definitivas: 1) Ya es el No.1 de much@s lectores, lo que le quita toda oportunidad a otros papeles suyos de siquiera aparecer en el firmamento, y 2)…en verdad no da cátedra de actuación con la pobre dirección de Bill Condon y lo undimensional de la creación de Stephenie Meyer. Pero vuelvo a lo mismo, no me odien y dense la oportunidad de conocer más de este ahora-soltero-de-oro.
Cedric Diggory (‘Harry Potter and the Goblet of Fire’, 2005)
La carrera internacional de Robert Pattinson realmente comienza con su trágico papel al lado de Daniel Radcliffe; previo a aparecer como el hijo pródigo de Hogwarts que termina muerto por la mano de Lord Voldemort, R-Patz realmente sólo había realizado una película para televisión y un rol sin crédito en “Vanity Fair” con Reese Witherspoon. Lo que resulta especialmente atractivo de Diggory es que, pese a ser la competencia del héroe de la historia (en más de un sentido), Pattinson consigue crear un personaje encantador al que simplemente no se puede odiar; y cuando llega el momento de verlo partir no podemos sino extrañar el hecho de que no lo volveremos a ver en “Harry Potter’s” más adelante.
Jacob (‘Water for Elephants’, 2011)
No vengo aquí a engañarlos, parte de lo que hace a esta película más que un simple drama meloso “hombre desolado conoce a esposa insatisfecha y levanta la ira del marido cruel” es la presencia de Christoph Waltz como el antagónico iracundo de Robert Pattinson (y claro, las actuaciones estelares de la elefanta Tai y el perrito Uggie). Pero quizás es esta presencia de un ganador del Oscar la que levanta a Patz y lo lleva a darse cuenta que ya no está compartiendo set con Ashley Greene y Peter Facinelli, y las cosas se han empezado a poner reales. Además, ¿quién mejor que él para el levanta suspiros papel del “deprimido-encantador”?
Tyler Hawkins (‘Remember Me’, 2010)
Con un allure a la James Dean (el chico rebelde, no el actor porno), Robert Pattinson toma la gabardina de un adolescente apesumbrado por las expectativas de sus padres y el suicidio de su hermano, y transforma su usual carisma inglesa por una franca sensación de “perdido ante el mundo”. La película se centra finalmente en la relación amorosa que va construyendo con Emilie de Ravin (inevitablemente atraída a su polo opuesto), pero es su constante choque con el ideal que Pierce Brosnan insiste en colgar sobre sus hombros, lo que nos mantiene siguiendo la historia hasta su, yet again, tragiquísimo final. No lo revelo para evitar spoilers, pero sí diré una cosa al respecto: tan inesperado, como quizás innecesario, lo que logra que Tyler Hawkins se quede con nosotros…es precisamente la forma en la que no lo hace.
Eric Packer (‘Cosmopolis’, 2012)
¡Vaya!, suspirarían muchos críticos de cine, la primera vez que realmente percibimos la actuación de Robert Pattinson como hielo en la piel; y es gracias a la dirección de David Cronenberg y el thriller psicológico creado por la novela homónima de Don DeLillo que Patz puede presumir de finalmente haber roto por completo el molde y demostrado que, en efecto, detrás de esa fachada de galán dolido por el amor, se encuentra un actor. Como un joven multimillonario camino a cortarse el pelo (real, el road trip de Eric Packer sucede en su viaje a la peluquería), que va viendo su fortuna fluctuar en la bolsa y pronto descubre un complot para asesinarlo, Robert Pattinson demuestra que puede permanecer en el asiento trasero de una limosina durante prácticamente el entero de un largometraje y aún así mantenernos colgados a la historia de su personaje.
Salvador Dalí (‘Little Ashes’, 2008)
Muchos lo llamarán “caricaturizado”, pero al momento en el que Robert Pattinson se cuelga el bigote y la capa de Dalí, se transforma en un maniaco atrapado en las restricciones de su propio personaje (el de Dalí, no el de la cinta), completamente creíble de acuerdo a los estándares que conocemos del pintor surrealista. Pero no es la locura del español la que mueve el corazón de esta historia, sino su relación amorosa (trágica y fallida como aparentemente todo lo que hace Pattinson) con el poeta Federico García Lorca. Entre más vemos al actor Javier Beltrán sufrir por un Dalí que se niega a darle entrada en su vida, más nos damos cuenta de la sutil forma en la que Patz nos ha ido haciendo creer que su relación es posible, y lo mucho que nos va a doler cuando finalmente elija a Gala sobre una posible homosexualidad no enfrentada.
quien | Via Diario Twilight