David Cronenberg me dio una buena despedida de Cannes. Y las quinielas para la Palma de Oro han empezado.
Por IRENE CRESPO
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Mi despedida del Palais fue mucho más gozosa que mi bienvenida (con Lawless).
Decir adiós a Cannes tras ver la fascinante y filosófica reflexión sobre el fin del capitalismo en Cosmopolis, de David Cronenberg es una buena forma de hacerlo (aunque lamento mucho haberme perdido Mud, que ya antes de proyectarse estaba en todas las quinielas).
Una adaptación del libro de Don DeLillo que el canadiense hizo en sólo seis días como dijo después en la rueda de prensa. "La novela es tan perfecta que no necesité más tiempo. En la película están los diálogos, las situaciones. Sólo algunos cambios que eran necesarios para el lenguaje del cine". DeLillo, por cierto, que también estaba en la rueda, parecía encantado con su adaptación. Aunque se empeñó en que su intención nunca fue hablar del fin del sistema actual, simplemente un día se preguntó cómo serían y qué harían esos señores que se pasan todo el día metidos en limusinas recorriendo Nueva York. Porque de eso va la película, como el contrapunto de Holy Motors de Leos Carax, Robert Pattinson recorre la ciudad en su limusina y en ella va recibiendo todo tipo de compañías (muchas sexuales) encargadas de aconsejarle y darle ideas (en Holy Motors, Denis Lavant recorría la ciudad también en limusina pero salí a buscar a la gente), de evitarle pensar, como al final le obliga a hacer Paul Giamatti. Sin embargo, en todo ese viaje en busca de un corte de pelo (el fin del personaje de Pattinson) nos cruzamos con los manifestantes reclamando un final del sistema, un 15-M, un Wall Street Occupy.
Sin duda, Cosmopolis es la película más actual de la Sección Oficial. A Cronenberg le ha salido esto de casualidad y le gusta, aunque no quiera buscarle demasiadas intenciones, "para eso están los críticos", dijo. "Ahora parece que hemos rodado un documental, que no es ficción, pero el personaje de Pattinson no es un símbolo del capitalismo. Es un hombre con un pasado y una historia. Es sólo un hombre en un coche". Y, por cierto, los prejuicios sobre la elección de Pattinson para ese protagonista, se vinieron abajo, Cronenberg ha conseguido sacar lo mejor del casi ex vampiro (aún le queda la última parte por estrenar) y el papel le va encajando a la perfección según avanza la película, que se cierra con Rothko de fondo ("Por la quietud", explicó Cronenberg) y abrió con los títulos de crédito sobre Pollock (“Por el dinamismo”). Cerrando el círculo.
fuente Cinemanía
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El protagonista de la
saga Crepúsculo Robert Pattinson interpreta a un multimillonario sin escrúpulos
inmerso en un proceso de auto destrucción en Cosmopolis, del director canadiense
David Cronenberg, un ataque ardiente a la codicia y el capitalismo presentado en
el Festival de Cannes. En la película basada en la novela de Don Delillo sobre
el mismo tema, el capitalismo corrompe, los personajes no pueden comunicarse y
la gente se ríe de que las ratas podrían ser la nueva moneda. La película
compite por la Palma de Oro, el mayor premio del festival, que se entregará el
domingo. La crítica hábil pero intrincada del sector financiero consigue captar
el espíritu que surgió el año pasado con el movimiento Occupy Wall Street, unas
protestas que se desarrollaron en Manhattan mientras se rodaba la película, dijo
Cronenberg.
Los diálogos de Cronenberg -que adaptó la novela en seis
días- se acercan al texto de DeLillo, que son no-conversaciones enigmáticas que
abordan desde la devaluación del yuan a las próstatas asimétricas. "He tenido un
día largo", dice Pattinson al hombre (Benno Levin, interpretado por Paul
Giamatti) que está tratando de asesinarle, hacia el final de la película. "Un
momento para la pausa filosófica". Cronenberg - conocido por películas oscuras
como La mosca y Crash- crea una sensación de intimidación en Cosmopolis mientras
las amenazas al presidente y la ansiedad por unas redes no aseguradas impregnan
la seguridad y la paz relativas de la limusina blanca de Packer. "La situación
no es estable", advierte el guardaespaldas de Packer antes de entrar en la
anarquía de Times Square, donde unos manifestantes enfurecidos que llevan
grandes ratas y pintan grafitis en la limusina.
Incluso los cuerpos de
los personajes comienzan a sentir los efectos del mundo corrupto que les rodea.
"Mi próstata es asimétrica", le confesa Levin. "La mía también", contesta
Packer, que anteriormente discute las apreciaciones de las divisas con un
colaborador en su limusina mientras le realizan un examen de próstata. La
reacción a la película por parte del público de Cannes fue diversa, y las
primeras impresiones de los críticos y blogueros pronton inhundaron Twitter.
"No es que vayas a buscar comedia en una película de Cronenberg, pero sí
algo excitante, exótico, atrevido y preciso: realmente, ninguna de estas cosas
está presente en este trabajo exiguo y agónicamente autoconsciente (...)
Puntuación: ** (sobre 5)" (Peter Bradshaw: The Guardian)
"Inerte y
sofocante (...) Esta malograda adaptación de la novela de Don DeLillo atraerá a
algunos fans de Robert Pattinson, pero se encontrará mayoritariamente con un
público indiferente" (Todd McCarthy: The Hollywood Reporter)
"'Cosmopolis' es un retrato extraño, cerebral y fascinante de la
alienación individual en un mundo corporativo ultra-millonario (...) Una
acompañante psicosexual y más interiorizada de películas como 'Inside Job' y
'Margin Call' (...) Puntuación: *** (sobre 5)" (Dave Calhoun: Time Out)
"Aplicando su gélida inteligencia a la profética novela de Don DeLillo
del 2003, David Cronenberg convierte la jornada en limusina de un joven titán de
Wall Street en una alegoría fríamente corrosiva (...) La excelente
interpretación de Robert Pattinson representa un activo indispensable" (Justin
Chang: Variety)
"Parece como si, con 'Cosmópolis', Cronenberg hubiera
puesto a trabajar una versión menos evolucionada de sí mismo. Reconocible en su
mundo, pero poco implicado. El mismo Cronenberg de siempre, inquietante,
descreído y crítico. Pero menos sabio y más descuidado." (Salvador Llopart:
Diario La Vanguardia)
Cannes 2012: La densidad lastra a “Cosmopolis” y la bruma bélica
Muchas
esperanzas había puestas en el “Cosmopolis” de David Cronenberg como última gran
esperanza de animar un Festival lleno de decepciones. Nada de eso. A pesar de la
división de opiniones, cosa habitual en el cine, la vuelta de Cronenberg al cine
denso y oscuro ha dejado frío al personal y parece alejarse también de la
posibilidad de Palma de Oro siendo una muesca más en una edición con grandes
nombres pero en la que ninguno de ellos ha sabido superar su techo y, ni
siquiera, alcanzar uno de los grandes logros de sus respectivas filmografías.
Robert Pattinson interpreta a Eric Parker, un
joven multimillonario de Manhattan que pondrá su vida al límite en sólo 24 horas
en un viaje en limusina en el que irá viviendo una serie de experiencias junto a
una serie de personajes a cada cual más peculiar. A sus veintiocho años, Eric
Packer es multimillonario y asesor de inversiones. Un día de Abril de 2000 se
enfrenta a dos desafíos: apostar su fortuna contra la subida del yen… y ganar, y
cruzar la ciudad en su limusina para cortarse el pelo… y llegar con vida.
Durante su viaje, una odisea contemporánea fascinante, queda atrapado en un
atasco producido por diversos acontecimientos: la llegada del Presidente a la
ciudad, el funeral de un ídolo de la música, el rodaje de una película y una
violenta manifestación política. “Cosmopolis” transcurre en un solo día, el
último de una época, símbolo del intervalo entre el final de la guerra fría y la
actual era de terror, cuando el mercado financiero se desploma y el sistema
económico vigente inicia su agonía. Juliette Binoche, Mathieu Amalric, Samantha
Morton, Paul Giamatti y Jay Baruchel acompañan al actor en la cinta inspirada en
la novela homónima de Don DeLillo.
El trepidante e intenso trailer
contribuyó a que las expectativas estuvieran en lo más alto pero la cinta de
Cronenberg se pierde en un guión excesivamente denso y lleno de diálogos
excesivamente profundos que, sin embargo, se quedan en una retórica algo arcaica
que confirma un ejercicio con más estética que contenido. Cronenberg pretende
dar un puñetazo al capitalismo en una cinta anárquica con un amago de muchas
lecturas y posibles interpretaciones que, no obstante, no terminan de cuajar
como alegoría del sistema actual en el que vivimos, concretamente el ambiente
financiero y de altos vueltos de Manhattan responsable y desencadenante de la
tan citada crisis que ha puesto en jaque al capitalismo. Robert Pattinson
lleva a cabo su mejor papel, algo que ya era más que esperado y lógico, pero
siendo de lo mejor de la película y ofreciendo una interpretación más que
potente y extrema no parece que sea suficiente para subirse al carro de
favoritos en la categoría de interpretación al no sacarle todo el jugo deseado
quedándose, como todo en general, en la superficialidad de la historia y el
personaje.
The Playlist (A)
Es apropiado decir que Pattinson, hoy en día es lo chico que interpreta a Packer, teniendo en cuenta Packer es Cronenberg Como un ex niño prodigio de la puesta en marcha, Packer de 28 años es cómicamente un obsesivo de la muerte. "Morimos todos los dias", exclama ridiculamente a uno de los asesores de su considerable séquito. Packer toma chequeos diarios de su doctor en parte porque el disfruta la rutina de eso pero también esta buscando algo que confirme sus suposiciones. El esta convencido que ha encontrado algo cuando le dijo que su próstata era asimétrica. Es bastante gracioso ver a Pattinson, siendo la raza joven , bonita tabula que es, interpretar a Packer, haciendo de Packer, un comerciante no muy escrupuloso que solía ser una mierda pero ahora es incapaz de dormir porque teme que ya no es relevante.
(...)Al mismo tiempo, Cronenberg no hace que baje de intensidad la narración extensa y precisamente densa que hace De Lillo, todo lo que nace de el es respetado y puesto dentro del film. Un par de escenas, incluyendo el interés de Packer en la licitación de una capilla llena de arte, y su visita a un club nocturno lleno de drogas, son solo necesarias para establecer un ritmo uniforme a la narativa de Cronenberg. Pero en este sentido, estas escenas son tan esenciales como aquellas en las que Kinski y Torval dan un consejo a Packer. Todo importa en Cosmopolis de Cronenberg, pero no todo es necesariamente lo mismo que en el libro de DeLillo. Y eso hace que la película [sea], como una serie de discusiones sobre las contradicciones de inter-relacionarse dinero-mentalidad, increiblemente ricas y complejas. No podemos esperar para volver a ver eso.
Su estilizada naturaleza del lenguaje se limita al atractivo de este film, y su locura autoconsciente también está probando a algunos (¿Por qué el barbero profesional que Eric finalmente visita le corta el pelo a pasos agintados?) Y después de Agua para elefantes todabía está por verse si las adolescentes de Pattinson están realmente dispuestas a seguirlo a cualquier lugar. Pero Cosmópolis demuestra que él tiene las agallas, y él apuesta su personaje de culto perfectamente hacia el estropeado, exigente Packer, un hombre tan dominante e implacable que sólo él tiene el poder de arruinarse. Limpio y afeitado - con su camisa blanca y limpia el se parece a un Sid Vicious acicalado - Pattinson clava una parte difícil casi a la perfección, recordando las palabras de los grandes consejos de West Side Story: ¿Quieres vivir en este mundo loco? Jugá relajado.
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