OTRO MUERDE EL POLVO
EL CAZADOR, The Rover, 2014, 103', AUS/USA, Dir. David Michôd
Por Juan E. Tranier
La tierra y las moscas pueblan la pantalla y el espectador no puede hacer menos que sacarse el polvo de encima y espantar a los insectos que se le vienen a la cara. La sangre espesa, negra y caliente salpica y la falta de esperanza termina por dominar la totalidad de The Rover, segundo largometraje de David Michôd. Todo comienza luego de una leyenda que reza “diez años después del colapso”. El colapso al que se refiere la película es uno del orden económico, social e institucional, la caída definitiva de las barreras que separan a lo salvaje de lo civilizado, de las normas básicas de convivencia. Donde la ley del más fuerte se hace patente y la única de forma de comunicación es través de la violencia. La trama transcurre en Australia, esa porción del mundo que conserva una parte desértica importante y que para el imaginario popular todavía es agreste e indómita. Es en este lugar donde la crisis económica parece haber dejado en condición de abandono a sus habitantes (en ningún momento se brinda mayor información sobre lo que pasó en el resto del planeta), sin ninguna institución pública o gubernamental que regule o establezca parámetros mínimos de respeto y/o tolerancia entre las personas, quedando libradas a su propia suerte, en tierra de nadie, literalmente.
Eric (Guy Pierce) se detiene a un costado del camino a descansar y un grupo de forajidos en plena huida le roba su auto. Eric, enfurecido y despiadado, se lanza a la ruta acompañado de Rey (Robert Pattinson, cada vez más lejos del pretty boy de la saga Crepúsculo), el hermano de uno de los malvivientes, decidido a recuperar su vehículo. En el medio habrá cruces feroces, sangrientos y sin piedad. La trama es sencilla y lineal, símil road movie, pero con muchos puntos de contacto con Mad Max (George Miller, 1979) –aquel western futurista híper-violento donde el combustible era esencial para alimentar a esos caballos de cuatros ruedas- y con las películas de John Hillcoat (The Proposition, The Road, Lawless) y las novelas de Cormac McCarthy (Blood Meridian or the Evening Redness in the West, No Country for Old Men); es decir, westerns modernos, polvorientos y sucios, que presentan futuros no tan lejanos, distópicos y pesimistas. The Rover es una película seca, que se toma su tiempo para ir desplegando capas de sentido (si es que puede haber alguno en este lugar tan violento), que respira melancolía, pero que mantiene esos momentos arrebatados de parca y cruenta violencia. Una apuesta no tan riesgosa, pero no menos efectiva y contundente.